Una
semana en Iztapalapa es más que suficiente pare reconocer fundamentalmente 3
cosas; primero que es una delegación con muchos problemas de pobreza, segundo
la poca preocupación de poner botes de basura ante un evento de una magnitud
importante y tercero que lo anterior no importa mientras haya viacrucis.
La última cena: la pobreza.
En
primer lugar bien sabemos o al menos hemos oído hablar que Iztapalapa es una
donde se concentra una parte importante de la pobreza en Iztapalapa, según
datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL)
en el periodo comprendido de 2005 a 2010, esta delegación es la tercera más
pobre, solo detrás de Milpa Alta que concentra a 49 mil 180 personas en
situación de pobreza que es el 48.6% de la población de la delegación, después le
sigue Tláhuac con 151 mil 715 equivalente al 38.5% de su población e Iztapalapa
que concentra 727 mil 128 personas
pobres equivalente a 37.4% de su población total. Y precisamente este
alto índice de pobreza genera constantes manifestaciones fuera de la
delegación.
Un ejemplo
de esto es la manifestación de parte de
un grupo de aproximadamente 50 personas conformado por vecinos de la colonia
Pesquitas y vendedores del mercado del parque Cuitláhuac, se manifestaron el
día martes 26 de marzo desde las siete de la mañana hasta la 1 de la tarde en
una supuesta huelga de hambre frente a
el edifico principal de la delegación Iztapalapa, la demanda era por una parte,
los vecinos de la colonia Pesquitas reclamaban la falta de mantenimiento de la
escuela de su localidad, que según los vecinos señalaron tenía cerca de 30 años
sin que la misma la actualizaran o renovarán, y por parte de los vendedores del
parque Cuitláhuac era porque el jefe delegacional, Jesús Valencia, ya no les
dejo vender en el parque siendo que esas fechas es su “época” de mayor venta.
Hablando
con las autoridades, en específico con la secretaria de comunicación social de
Iztapalapa nos señaló que este tipo de manifestaciones son frecuentes en la delegación. Así es como las autoridades
de la delegación viven diariamente, con manifestaciones, insultos, plantones e
infinidad de conflictos por falta de atención a los habitantes de dicha
delegación.
Y
como no tener problemas de este tipo si Iztapalapa es la que concentra el mayor
número de personas pobres, no importa si se sitúa en el tercer puesto, la
realidad es que son 727mil 128 personas de 1 millón 815 mil 786 habitantes, es
sin duda un importante número de personas pobres, donde cada día, cada
habitante pobre o no, vive posiblemente
una de sus últimas cenas ante el poco amparo que ofrecen las autoridades de
Iztapalapa.
El lavado de pies: la basura
Es
viernes 29 de marzo, todos presto para ver y presenciar a lo que la mayoría de
las personas les interesa: el viacrucis. Es temprano y la procesión inicia en
la calle Aztecas, donde días atrás,
algunos vecinos de la zona pintaron sus casas de blanco en la parte superior y
morado en la inferior además de darle una retocada a las banquetas, pasamos
Aztecas y todo luce excepcionalmente tranquilo para la magnitud del evento que
se esperaba, eso sí la cantidad de nazarenos es impresionante, no dejan de
pasar, algunos con cruces más pesadas que la del mismo Jesús, aun así los nazarenos
caminan junto a la procesión. Pasamos a
la calle 5 de mayo y los centro de hidratación se hacen presentes, dan bolsitas
de agua a quién la pudiera necesitar, aquí esta lo intrigante, las personas
después de tomárselas las tiraban al suelo, sin más, pero hasta ese momento la
presencia de estas bolsitas tiradas a lo largo de la calle no era muy evidente,
seguimos a la calle Toltecas, Cobos, y se hacen presentes algunas personas con
bandejas de naranjas, igualmente las personas las tiraban al suelo pero como
aún la cantidad de personas no era tan prominente no afectaba tanto la basura
dejada.
Los
minutos pasan y la procesión avanza y más y más personas se hacen presentes, es
como a las 11:30 de la mañana cuando los centro de hidratación funcionan en
realidad, desde la vuelta en “U” en la calle Hidalgo se empieza a notar que el
número de personas aumento considerablemente, entre vecinos que observaban
desde los techos de sus casas hasta la misma gente de prensa que se disponía a
tomar fotografías, todos consumían aquellas bolsitas y mitades de naranjas pero
ninguno se prestó a tirarla en otro lugar que no sea en la calle, a esa hora,
donde la aglutinación de gente era ya evidente, la basura empezaba abundar,
donde quiera que veías había basura, era como un rastro que la procesión dejaba
a su paso.
Pero
lo preocupante no era en sí la basura tirada en las calles, sino, la total
ausencia de botes de basura o algún depósito improvisado para echar la basura,
y para tal efecto los organizadores del viacrucis se limitaban a solo patear
las cascaras de naranjas y las bolsitas de agua a un lado para evitar que los
personajes o los nazarenos tropezaran con ellas.
Desde
ahí nos lavaron los tenis, zapatos, zapatillas y en el caso de los nazarenos,
los pies, el poco juguito de las cascaras de naranja y las bolsitas de agua que
amablemente se repartieron la procesión.
Viacrucis: la fe
Bebe nazareno, el Viernes Santo. Eduardo Soto |
Son
las dos y media de la tarde, después de un retraso de aproximadamente media
hora el juicio a Jesús culmina y todos esperan ansiosos ver cómo sale de la
Macroplaza hacia la calle Aztecas ahora ya con la cruz, pero este se retrasa y
la gente empieza a desesperarse, todas las personas se ponen en las banquetas
dejando libre la calle para los personajes y las personas de prensa, son las
dos con 40 minutos y Jesús llega a la segunda caída, todos los fieles y las
personas de prensa se pelean por el mejor lugar para presenciar lo que fuera la
segunda caída de Jesús, esta surge sin mayores contratiempos más que uno que
otro empujón.
La temperatura asciende y la fe hace que más
y más personas se sumen a perseguir a Jesús a lo largo de su viacrucis, pero
ahora más desesperadamente, ahora sí, los organizadores deciden actuar y no
dejar pasar a “civiles” tan cerca a los escenarios y lo hicieron mediante los
caballos, los Romanos, como si fueran microbuseros te lo echaban para que no
pasaras.
Pero
no fue sino hasta la cuarta caída donde la supuesta fe en un grupo de jóvenes,
alrededor de 10, que empezaron a echar pleito a uno que otro romano, con lo
cual la policía decide hacer una muralla humana de policías y romanos para no
dejar pasar más que a los de prensa, las cosas se empezaron a violentar y todo
ese acto de fe culmino con el impedimento de parte de los policías a las
personas de pasar al cerro de la Estrella donde si hubo conflicto y algunos
golpes.
En
cuestión de segundos vemos como lo que pudiera ser un acto de fe y de
benevolencia se transforma en un acto violento de parte de los policías y de
las personas y jóvenes del lugar.
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